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LA IMPORTANCIA DEL JUEGO
Los seres humanos han olvidado la magia de jugar.
Envueltos en preocupaciones, presiones, estrés, etc., toman el acto de jugar como algo que sólo concierne a los niños.
El juego está conectado con el placer, la alegría y la risa. ¿Por qué la mayoría de las personas no se permite jugar?
Lowen en su libro “Bioenergética” explica la importancia de cada etapa en la vida del ser humano: el infante, el niño, el joven y el adulto. En las primeras etapas se debe experimentar el juego, la creatividad y la aventura, porque cuando estas actividades no se vivencian, la persona no plasma en ella las virtudes de estas experiencias y luego las vive con culpa, vergüenza, desvalorizándolas y despreciándolas. Generalmente son personas que han tenido que crecer de golpe o vivieron escenas dolorosas que incidieron en la pérdida de la inocencia, de la espontaneidad y de la frescura, propias del niño.
En la edad adulta lo lúdico debería formar parte de la vida, ya que funciona como una válvula de escape, que permite conservar el equilibrio mental, emocional y un estado saludable.
Como sabemos el juego divierte, distiende, alegra y a menudo provoca risas y la risa trae muchos beneficios como por ejemplo, la estimulación de las endorfinas, la activación y relajación del sistema muscular, …….
En las clases de ejercicios bioenergéticos promovemos el juego. Al principio, a los grupos les cuesta desestructurarse y entrar en las sensaciones que provoca, porque se sienten avergonzados, ridículos, poco “serios”. Es fundamental ofrecer un espacio de confianza, de parte de los coordinadores, para lograr un clima cordial y distendido en el que “aparezca” ese niño escondido, temeroso y lastimado que llevamos dentro. De ese modo, podrá reparar sus carencias y con la cicatrización de las heridas hacer que surja la alegría de vivir.
Trasladada a la vida, esta posibilidad de conectarse con lo lúdico, logrará un mejor vínculo con los demás: hijos, amigos, padres, parejas y nos “rescatará” de una vida cargada de responsabilidades y obligaciones, para transformarla en experiencias de mayor flexibilidad y gratificación.
La soltura que propone el juego, hace menos pesadas las cargas y amarguras de la vida y mejora las relaciones con el mundo que nos rodea porque nos permite usar el buen humor y desdramatizar cuando sea pertinente algunas situaciones desagradables.
Marcela Duarte
Terapeuta Corporal Bioenergetista |
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